Sunday, December 17, 2006


Incluso cuando venía a verme, volteaba, daba miradas de soslayo, torcía el cuello.
Tenía la chispa en los ojos, mas, cuando no estaba, se tornaba triste y no volvía a verla.
Sus sonrisas se apagaban, sus labios no reían. Silencio total.
- Cállate, no digas nada.

En el semblante demacrado, la ira de su ausencia corria por sus finas arrugas, el sol apenas si salía... se volvía a meter.
Un suspiro...
-Cállate, tu voz me distrae.

Concuerdo en sus sentidos, pero en sus manos temblorosas, las arrugas y las fisuras, sus líneas, marcadas con delicadeza intangible, con destreza incoherente, con cierto pulso nulo, nunca mostraban el interior, donde la humedad curaba heridas de su intacto corazón.

Nunca me confesó haberlo amado, mas yo lo sabía. Pudo haberme parecido notable, su voz temblorosa al hablar de él, sus ojos posados en el cielo, sus piés flotantes, su cuerpo recargado y su cabeza contra la pared.

El día de su muerte, ni siquiera pude ver sus manos, las llevaba envueltas en su reboso. El rubor de sus mejillas desapareció y las lágrimas tomaron cause en ellas formando líbidos ríos. Él murió discreto, en silencio, una noche junto a ella. La agonía en su mente a penas sí se veía.

Cogió su manta, la puso delicadamente sobre su blanco y cuidadosamente peinado pelo, y salió despacio, sin que nadie se diera cuenta.

-Espera a que regrese, no tarda - me dijo y cerró los ojos.

Gerardo Ramos, Diciembre 2006

Thursday, November 23, 2006

Tuesday, November 14, 2006

Ramírez Ruiz señala en el apartado “Hechos que no deben olvidarse” del Manifiesto “Poesía integral”, los principios que tiene que seguir todo “poeta de la revolución”:

1) Imponte la tarea de escribir los poemas que jamás se hayan escrito.

2) Llena de palabras el sentimiento. Y llena de intensidad las palabras

3) Los poemas deben tener el olor del mundo y deben respirar como un ser vivo, un poema integral es siempre un operativo cultural.

4) Es necesario escribir el color azul, escribir la angustia, escribir la lucha, escribir el rectángulo, la violencia.

5) Nada reemplazará tu obra. Y nadie te reemplazará a ti.

6) Desprecia convenientemente todo lo antihistórico y escupe a la rigidez y a lo insulso.

7) Eres todo lo que supones y aun eres mucho más.

8) Ámate como amas a la audacia.

9) Di la primera palabra. Y no te preocupes por la última.

10) No tienes el “no me toca” para nada.

11) Nunca serás demasiado joven para todo lo que se puede lograr.

12) Tu condición, tu edad, tu circunstancia no es una disculpa para nada.

13) Piensa como dos. Ama como tres. Y trabaja como cuatro.

14) Sé audaz pero mantente fiel a tu respiración.

15) Es posible lograr lo imposible. Hay el 100% de posibilidades.

16) Edita por lo menos una revista de poesía joven en tu vida.

17) Ten el coraje de ir a la mierda y ten el valor de regresar.

18) Si no hay un hombro donde apoyarse, apóyate en tu hombro.

19) El poema no quiere que lo saquen, el poema busca salir.

20) El que camina va en un solo pie. El problema es dónde poner el otro. El que se detiene pone los dos pies y no es fiel a su respiración.

21) Eres indispensable como el aire.

22) Pon en dos minutos de palabras, los hechos de dos años de experiencia.

23) Evádete de tu nombre.

24) Tú siempre serás lo que se necesita.

25) Nunca se te va a terminar el amor. Prodígalo en tu mujer y bendícela, prodígalo en tu amigo y bendícelo.

26) Regálate y atrévete. Tú puedes. POESÍA ES.*

*Texto tomado de http://www.letras.s5.com/rb051105.htm

Wednesday, October 04, 2006

Café (literario) con aroma de mujer

El sábado 30 de septiembre hubo un café literario en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Como sucede casi siempre, todo empezó flojo, pero se fue componiendo.
Independientemente de las minucias que pueden esperarse en una de estas reuniones (la referencia a los haikai, la discusión seudoerudita sobre el manejo de los tropos, etcétera), tuve que lamentar una ausencia, dos ausencias.
Hace tiempo, yo era un mozalbete con ganas de escribir versos. Era, también, alumno de un taller de literatura. Allí pasé un par de años. Los de aquella generación nos alejamos (por cuestiones de salud mental) de todos los demás.
He sabido después la suerte de algunos:

a) Gabriela Verde terminó haciéndose de mucho dinero, de un blog, y de un hombre a quien torturar.

b) Tenticau continuó practicando varias soberbias

c) Valquirio abandonó lo que quiso para cantar en los camiones y dar demostraciones de mímica.

d) Temajtín viajaba a Canadá para seguir a su novia.

e) Mendoza, después de cometer varios poemas y cuentos, ha sabido guardar silencio.

f) Rebeca Melodía se ha dedicado con ahínco a soportar a un patán.

g) Dos más, bastante queridos por mí, se han encontrado y desencontrado. Uno, intentando escribir una novela, va viviendo una de amor. Otra, alejándose de la literatura, se ha vuelto un personaje literario. Ambos, así como los dejo sin nombre, me dejaron sin ellos en el dichoso café.

Decía un tipo que al final nos arrepentimos de todo: de lo que no hicimos, por no haberlo hecho, y de lo que hicimos, porque pudimos haberlo hecho mejor.

Invité a todos, o hice invitar a todos. Hubo mucha gente y una notable hospitalidad. Hubo buenos cuentos y versos claros. Un queridísimo visitante de la familia de las mangostas proveyó el inmejorable aroma que da título a esta entrada... y sin embargo...

Tuesday, September 05, 2006

Un decálogo para escribir cuentos o cómo matar el tiempo en lugar de escribir cuentos

Consejos sobre el arte de escribir cuentos
por Roberto Bolaño

"Como ya tengo 44 años, voy a dar algunos consejos sobre el arte de escribir cuentos:

1) Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.

2) Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.

3) Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.

4) Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.

5) Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.

6) Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.

7) Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!

8) Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.

9) La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.

10) Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.

11) Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.

12) Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo."


Si no les sirve para escribir, al menos ya pasaron otro día sin hacer nada en literatura, pero creyendo que lo hacían.

Monday, September 04, 2006

EL AMOR ES COMO LA LEPRA



—De tanto espacio en el mundo ¿por qué tienes que estar a mi lado?—
Pero Diana no le contestó, estaba tan acostumbrada como Mariana a los reclamos rutinarios de estar juntas.
Tres años exactamente. Mariana casi rompía en llanto sentada en la banca, cerca de la media noche, con un rimel agrio y la bolsa llena de odio. Romperle el corazón a una mujer no es cualquier cosa y menos a una mujer como Mariana.
Como todas las noches, Diana caminaba para ver si se quedaba otro pedazo de ella tirado por ahí, para olvidarlo, para que quedara oculto bajo las huellas que ya no le pertenecían.
Mariana estaba harta, dispuesta a olvidar todo y se levantó precipitadamente caminando con furia, como queriendo dejar su odio en aquel lugar, nunca se imaginó que aquel no sería nada con lo que venía pausadamente hacia ella.
Diana, que silenciosa se iba dejando, quedó interrumpida en el suelo cuando Mariana en su intento de huir quedó atrapada.
— ¿Qué te pasa, tía?- reclamó Diana mirándola con sus ojos negros — ¿acaso soy responsable de esos ojos llorosos?
—Quizá lo seas algún día— dijo sin saber lo cerca que estaba de la verdad.
Un café chorreando amargura entre las dos. Y Diana, cual predicador de domingo, decía como verdad ultima que el corazón no es algo que se rompa, que con el tiempo adquiere elasticidad.
— ¡Carajo, Diana! ¿Podrías darte prisa y dejar tu libro?—
— ¿Prisa para qué?— dijo Diana tratando de convencer a Mariana de que el tiempo sobraba siempre.
—Por el momento, para llegar temprano; hace quince minutos que debimos haber salido.—
— ¿Siempre tiene que importarte tanto? joder, si son una bola de gilipollas, con reuniones seudo burguesas, inútiles y aburridas- Mariana se sabía de memoria su discurso idealista, aunque después terminaba yendo con ella a donde fuera.
Los primeros meses ninguna de las dos sabía bien qué hacer con la otra, tan insoportable como necesaria. Diana siempre metida en sus pinturas y en sus paseos para descubrir la realidad. Mariana siempre en la oficina o en reuniones, buscando un minuto para llamar a Diana, que seguramente no estaría, dejando mensajes que sabía no iba a devolver. Llegaba a casa y la llamaba de nuevo sabiendo que contestaría, que iba a escucharla y que iban verse, cualquier día porque a Diana no le gustaba la rutina obligada, sino que todo fuera como una desviación al azar.
Al año creyeron que eran parte la una de la otra, y Diana dijo que vivieran juntas. Mariana llenó de cajas y maletas el ya de por sí desordenado departamento de pintora. Salieron y regresaron con un par de tazas, una verde para Mariana y otra gris para Diana, y comieron cereal en ellas mientras veían televisión.
- ¿Dónde están mis zapatos negros?, los de tiras.-
- Los traigo puestos- dijo Diana.
- Obviamente te estás burlando.-
- Pues se supone que la desordenada soy yo. Están en el segundo cajón de la derecha.-
- ¿Y qué hacen ahí?-
- Eso es lo que menos debería importarte.
Seis meses después, Diana la convenció de viajar. Y tomaron un avión a Extremadura. Antros y excesos nocturnos, y los muslos de Diana que se habían resbalado como peces entre los de Mariana, ahora le abrían paso a la cadera de un desconocido.
Mariana sintió cómo la elasticidad de su corazón había llegado al punto de ruptura. Después de eso no volvió a su estado original.

- Diana, ¿qué esperas?, ya vámonos.-
- No pienso ir.-
- ¿De qué hablas?, ya es tarde.-
- Que no voy, tía.-
Dejar que Diana se fuera era como dejar que una de sus piernas comenzara a caminar sola. Le habría encantado ser capaz de perdonarla, pero nunca pudo. Conforme pasaba el tiempo, Mariana hacía todo lo posible para que Diana se arrepintiera de lo que había hecho: reclamos por cualquier falta de atención o celos injustificados.
Diana sabía que estaba descubriendo lo más mierda de Mariana y eso le fascinaba. Creía que esa era la sinceridad; y si lograba amarla así, habría algo más apasionante que sus pinturas.
Mariana dejó de reclamar con vehemencia y todo terminó convirtiéndose en rutina. Los gritos, las discusiones eran como lavar los trastes después de comer.
- ¿Por qué seguimos juntas?- preguntó Diana anticipando la respuesta en el tono de su voz.
- No lo sé.-
- Era obvio. Me voy una semana. Cuando regrese no quiero ver nada de ti aquí.
Salió a caminar tratando de dejarse regada en las calles, y Mariana llenó su bolsa de odio y se puso su rimel agrio para salir a trabajar.
Diana siguió caminando por las noches. Nunca una desviación al azar las cruzó de nuevo.

Thursday, August 24, 2006

...

ojalá pudiera escribir algo ahora, cuando la melancolía llega, cuando los recuerdos se me sgolpan y se me escurren...

espero que estén listos para el concurso de cuento

saludos cordiales

emp

Thursday, August 17, 2006

a uds

pues bien, he aquí el espacio que esperábamos para embarrar nuestros textos, así que... tercera llamada... COMENZAMOS