Saturday, June 27, 2009

Friday, May 29, 2009

Los adioses


Había, recuerdo, un encendedor azul y una voluntad tenue de fumar.
Había, ¿recuerdas?, poco aire y pocas lágrimas...

Monday, May 25, 2009

Trilogía

I. El amor en los tiempo de la influenza

Oigo y desoigo tus palabras muertas ya sobre un mar de olvido,
hincadas sobre mis trémulas rodillas,
como serpientes desplazándose en la arena,
como moscas tuertas pululantes, los arquetipos de tu espalda y tu espina dorsal,
los espirales que mi lengua sigilosa dibuja sobre tu abdomen,
mis manos que se funden sobre tus piernas ardientes,
mis ojos que se vienen sobre ti,
mis dientes hinchados de tanto morderte,
todo lo que somos se desplaza silente,
como se camina sobre un entarimado,
tus pies desnudos me vienen al aire y yo los separo,
abro tus piernas tranquilas y dóciles para estocar tu encuentro,
hago un baile demencial mirando tus caderas rebozantes de placer
y un asco profundo me invade desde dentro,
concluyo mi flujo en ti detonando mis regurgitantes entrañas enmedio de tus piernas,
me alejo y respiro. Y respiro.
Los ojos también sienten orgasmos: las lágrimas que transpiro.


II. [Te busco entre mis manos...]

Te busco entre mis manos, entre mi cuerpo desvenado,
te buscan mis brazos y mis piernas a todas horas, en todos lados,
los mismos rastros, el mismo vaho que has dejado acumulado,
las mismas sombras desganadas, el mismo aroma resagado.

Te buscan en el día,
te encuentran tarde en tus ojos escondida,
te sé despierta, te sé cansada, te sé dormida,
tus labios separados y tus ojos cerrados,
silentes cómplices de esta monotonía.

Respiras suave, discreta, tu quietud es tan cierta,
en tu profundo sueño pareces viajar alerta,
son tus manos que se abren dejándote insípida y muerta.


III. Cunilingus

Debí dejarla ahí,
sobre esa tela como baba saliendo de la cama,
abandonarla cuando me vio atravesar el cuarto desnudo y con la luz prendida,
debí besarla y dejarla con las piernas abriertas y los dientes hincados en la almohada.

Alcancé el apagador y seguí su voz através de la recámara.
Seguía viva, respirando agitada,
exudando ese cálido sudor bajo ese horrible perfume excitada.
Acaricié sus piernas extendidas y besé sus palmas,
desdoblé sus muslos y blandí mi espada,
apreté mis dientes y apagué su mirada,
ella se entregó a mi encuentro silente, bella, articulada.

Debió dajarme ahí,
sobre esa baba como tela saliendo de mi arcada,
abandonarme cuando la vi atravesar el cuarto desnuda con la luz apagada,
debió besarme y dejarme con la espada hundida y sus dietes hincados a mi espalda.

Tuesday, March 24, 2009

Ya sé que este no es un blog de "esos"

Ya sé que aquí se escriben poemas y cuentos, ya sé que no es un blog personal. Pero tomemos en cuenta dos cosas:

a) Eso siempre me ha importado un rábano.
b) Todos, salvo yo, han abandonado este espacio.

Así pues, voy a sumarme a la gozosa perversión que significa echar las tripas en la red. Cuando era adolescente solía tener una libreta, pero ahora que soy una especie de adulto contemporáneo, he preferido las ventajas de poner el diario abierto al público las veinticuatro horas, lo cual no hace sino reafirmar mi vieja teoría: la gente no piensa mejor al cumplir más años, sólo acumulamos años y a veces mejores chistes.

Todo se está yendo a la mierda en estos días. O mejor dicho, mi vida se está yendo a la mierda en estos días:

a) Estoy a punto de recibir una buena y tenebrosa y peligrosa reprensión en uno de mis trabajos (tengo varios, de ahí que no cuidar uno de ellos en estos tiempos de crisis sólo revela mi soberana estupidez).

b) Compuse una canción y, entusiasmado, le mostré la grabación a una de mis ex. Con su buen sentido me hizo ver que la dichosa canción era sólo una cacofónica sucesión plañidera de dos minutos.

c) El poema que está inmediatamente debajo de este post, lo escribí con toda la buena intención del mundo (con amor, pues), pero mi preciado built-in shit detector me ha dicho que he comenzado a repetirme, que escupo poemas con los mismos recursos de siempre.

d) Las viejas esperanzas que tanto puse en el mundo académico se estan yendo para abajo. Una universidad rechazó olímpicamente mi solicitud para hacer un doctorado. Hace años que no voy a un congreso. Hace años que no publico nada. Hace meses que no he avanzado en mi tesis de maestría. Hace años que me he dedicado a destruir mi ralo prestigio entre mis profesores (quienes aún me aprecian es porque están lejos de mí).

e) El cuerpo va resintiendo los estragos de la edad y de una vida ni siquiera llena de vicios y excesos, sino más bien tirando a pusilánime. Qué jodidez.

f) Voy descubriendo paulatinamente defectos que nunca pensé que tuviera (o al menos no en grado tan acusado).

g) Todo lo anterior sería manejable, incluso normal, sino fuera por otro asunto ominoso que me está cargando las espaldas: el jodido asunto amoroso. ¿Qué hay? Lo mismo de siempre. Los defasamientos, la falta de comunicación, los miedos a abrirse, los ánimos de abrirse seguidos de un bonito portazo en la cara, las noches llenas de cerveza, la envidia, la lucha eterna contra los otros, contra los de antes, contra los primigenios (la última vez que luché con un primigenio --literalmente luché--, acabé bebiendo como idiota en una cantina del centro, con un arañazo en el cuello), la distancia de siempre.

h) En las clases que he dado me ha gustado insistir en la figura de Héctor encaminándose contra Aquiles después de haber huido de él. Héctor, buen Héctor, siempre te he elogiado en clase. No tienes idea de cuántas veces he querido emularte. Y no porque tenga instinto de héroe, sino porque no me queda otra opción: la derrota siempre ha sido segura en mis asuntos. Sólo me queda tragármela.

i) El bueno de Marco Aurelio decía que si no podemos ser felices, al menos podemos ser buenos. Buen emperador: ¿y cómo? Ya sé que lo describes con detalle en tu libro, pero ya, en serio, ¿cómo?

j) Ni siquiera me salen estas quejas con humor.

k) Puta madre.

l) Chau.

A todo el humo del mundo