Saturday, November 24, 2007

Monday, November 05, 2007

Este blog muta cada detrminado tiempo... a veces sus mutaciones hacen resaltar la inexistente atmósfera de cultura y lo artificial de esas cosas locas que uno escribe. Otras veces hace ilegibles algunas entradas. Algunas otras veces pretende dar paz y armonía con tonos suaves y armoniosos... algunas otras pretende ser extravagante o misterioso... yo digo que algo ha de ver esto con su creadora, que como cualquier mujer, cambia repentinamente de humor en ciclos de aproximadamente veintiocho días... si no es que menos.

De cualquier manera, este último cambio me hizo saber que no había muerto, que aún sigue entre nosotros, que Saudade todavía le entra rudo al Slam, y que sigue habiendo unas cuantas personas que, aunque sea una vez al mes, atienden las urgentísimas necesidades de caso que requiere este blog.

Por ejemplo, Machuca, quien una vez leyó algún escrito mío, y que luego de hacerme una mirada de "pinche enfermo" me dijo "estaría chido que lo publicaras"... y luego le dijo a no-sé-quién que me mandara un no-sé-qué y bueno, al poco tiempo ya formaba parte de esta familia (¿puedo llamarla familia?... o quizá falimia feliz tendría más atino). Y heme aqui a las doce de la noche sin nada mejor que hacer, escribiendo palabritas, haciendo que el teclado no deje de sonar plic-plic-plic-plic...

Bueno, Machuca venía a propósito de que ya no he visto que publique nada. ¿Será que lo que uno escribe no es precisamente lo que él interpreta?... ¿A caso le causa ya náuceas asomarse a esta casita? Como sea, era bueno hacer cadáveres literarios con él... me encantaba ver cómo el pensaba muy detenidamente las palabras y las ponía cuidadosamente, y yo encambio las escupia conforme cruzaban por mi cabeza... pero de eso se trataba, de que hubiera un bueno y un malo, de que hubiera una parte sucia y otra limpia, de que todo se compensara... al final salían cosas interesantes... locas, podría decir.

En fin, regreso a mi agujero... buenas noches, ¡un placer reencontrarlos!

de las mañanas

Me levanto como siempre el lunes a las siente enojado, ¡como energúmeno!, pensando en lo mucho que me gustaría golpear de una vez por todas al tipo al que se le ocurrió que las clases deberían comenzar a las ocho de la madrugada.
Dice mi mamá (que es una sabia) que no me queje, qua hay mucha gente que se levanta desde más temprano para llegar a su trabajo a las seis o siete.
Yo pienso que esa gente está loca y que es porque no tiene nada mejor que hacer.
No soporto la idea de que haya gente a la que le cause alegría despertarse temprano, que apenas abra los ojos ya tenga una sonrisota horrible de satisfacción en la boca cuando ni siquiera se la ha lavado.
Yo las veces que lo intento, a penas oigo el maldito despertador, me paro corriendo hasta donde está y lo apago para luego volverme a acostar. Entoces sueño que me visto o que me baño.
Hay otras ocasiones en las que el ruido del despertador me espanta el sueño, pero no por ello me levanto... al contrario, me concentro. En ese instante empiezan a brotar como hongos en mi cabeza miles de pretextos para no levantarme, que francamente, luego ya despierto lo pienso, son muy malos. En esos momentos se me hace tan fácil conseguir un falsificante...
Etonces veo el reloj al lado de mi cabecera y digo: "faltan diez minutos para las siete y veinte... lo mismo que voy a estar parado sin nada que hacer esperando la micro... mejor me duermo esos diez minutos que bien me hacen falta y todo se compensa".
Pero entonces, sucede que mi madre, que tiene sierta tendencia esporádica a ser de esa gente loca que te cuento, prende la tele o pone el radio, y mis diez minutos de compensación se transforman en un montón de pensamientos interferidos por señales auditivas y no me dejan pegar el ojo. Es entonces cuando me rindo y me levanto.
Otra cosa que me fastidia son los días en que amanezco con ganas de ir al baño, entonces me tengo que forzosamente despertar y despegar del cómo calorcito de la cama para salir al frío cadavérico. Eso no es lo peor, sino que cuando pasa esto en la mañana, cuando me levanto con ganas de ir al baño, hago como si no hubiera hecho en una semana, lo cual ocasiona más frío y más ganas de quedarme más tiempo en la cama.
Más horripilante aún es cuando amanece lloviendo o cuando hace mucho frío. Yo soy de la opinión de que esos días no deberían existir, esto es, nos los deberíamos saltar como un puente o como un fin de semana como castigo al mal clima.