Monday, June 18, 2007

de la mugre

- Escúcheme bien, no estoy loca, lo que le digo es cierto. No va a haber mañana. Lo vi en las noticias con Lopesdóriga y hasta Gualter lo insinuó, me lo dijo la vecina del cuatrocientos diez, la del vocho que nunca lava, la misma que deja su ropa en la azotea como una semana, sí esa. Además, toda la gente anda prendiendo inciensos. La del doscientos tres anda vendiendo virgencitas, y la del ciento cinco, rosarios. Le digo que es verdad, no haga esa cara. Yo que "usté" también me ponía a rezar. O a ver, ¿porqué no fueron los niños a la escuela hoy?... no, qué contingencia ni qué ocho cuartos, ¡hasta los maestros saben!, esa cosa gris no es contaminación, es una nube de energía negativa que se vino a poner encima de nosotros. Mírela usted mismo, no tiene comienzo ni fin. Sin bien lo decía doña Porfiría del cuatro veintidós, ¿se acuerda?, "este año viene cargado de mala vibra", ¿o no, gordo? -una figura burda de un hombre desparramado en un sillón al fondo de la habitación frente al televisor asintió-. Desde ayer en la tarde que se supo esta noticia hay un "titipuchal" de gente en las iglesias queriendo confesarse, al ratito vamos a ir nosotros, ¿no, gordo?. Si gusta venir con nosotros, pa' que lo escuche de voz del padre Arnulfo, un santo, el señor. Además el papa... ¿cómo se llama? el que parece vampiro, va a dar un mensaje por la tele desde el Vaticano, segurito va a hablar de esto. Chelita la del quince dijo que si queríamos ir a verlo a su casa, es que compró una tele nueva, "quesque" pantalla plana y no se qué cosas más. Pero bueno, es como guste. De todas maneras, aquí voy a estar atendiendo el puesto por si quiere venir con nosotros... ¡Ándele pues vecino, que Dios lo bendiga, gracias!

Me retiré del puesto de doña Sofía luego de comprar los dos litros de leche que me había encargado mi mujer y haber soportado todo esa perorata. Es sorprendente cómo un día de contingencia ambiental puede convertirse para algunos en el más claro indicio de acontecimientos apocalípticos, y para otros en un excelente momento para comercializar aquello que el primer grupo de personas (mayoritarias) piensa que es necesario para sobrevivir.

Cierto es que nunca habíamos presenciado tal cantidad de contaminación sobre la ciudad, lo que me hace dudar un poco acerca de la sucia naturaleza de aquellas nubes. Los periódicos menos amarillistas (uno o dos a lo más) dan cifras de cientos de aves muertas a causa de esto. Los demás han anunciado además, la muerte de animales más grandes en los zoológicos, y alguno por ahí, hasta de dos niños.

Hablando de niños, es verdad que a causa de la espesa polución, las escuelas han cerrado y que el transito ha aminorado notablemente a causa de las miles de medidas que se han tomado, lo que hace disfrutar de una silenciosa ciudad. Ninguna fábrica trabaja, todo es calma.

De los dos grupos de personas mencionados antes, mis tres hermanas y mi madre pertenecen al primero, mis amigos y mi padre al segundo, y mis hijas, mi mujer y yo simplemente no tenemos plato en esa mesa. Les he enseñado a ser precavidas sin llegar al extremo, a no creerse lo que la gente dice por ahí, y creo que bien lo han aprendido.

"¿Y si tuvieran razón?... ¿Y si mañana simplemente ya no despertamos?" Pienso al caminar sobre la última calle que conecta mi casa con la tienda. Sería una pena para todos morir en nuestra propia suciedad, atascarnos de nuestra propia cochambre, tragarnos toda nuestra mugre. "No, ni pensarlo... ¡Es una suerte que haya comprado también una veladora!".

2 comments:

emp said...

Un cuento más que bueno. Utiliza una economía de recursos excelente, la personififación de la señora Sofía es impresionante y el giro en el último párrafo me pareció hasta simpático. Un texto muy bien logrado.

Gerardo said...

¡gracias! Ya estaba perdiendo la esperanza de que alguien se fijase en él.